jueves, 11 de julio de 2013

Habemus Papa 4x4


 

El entonces obispo departiendo con uno de sus simpáticos feligreses

El presente papa y el semi-presente papa han decidido nominar para los altares al papa precedente del semi-presente papa y al papa pluscuamperfecto de este último. La grey católica está de parabienes, pues amén de poder pedirle favores al papa presente y al semi-presente (puesto que son, respectivamente, vicario y semi-vicario/vicario suplente de Cristo en la tierra, y Cristo también intercede ante el Padre – junto con su intercesora Madre, quien fuera divinamente inseminada por el Espíritu Santo, o sea, la tercera parte de la divina trinidad constituida juntamente con Cristo y su Padre (que es Padre de Cristo pero no del Espíritu Santo, el cual es, nominalmente al menos, padre cuasi-carnal de Jesús (Cristo encarnado) ya que María, cuando el ángel va a visitarla, concibe por obra y gracia del Espíritu Santo), podrán también ahora, pedirle a papa precedente y al papa pluscuamperfecto del papa precedente.

Como si tanta dicha fuera poca, el perfil de los dos futuros santos no puede ser más diferente, lo que brinda un mejor servicio espiritual (terreno y ultraterreno) a los fieles.  El Papa Juan XXIII, Angelo Giuseppe Roncalli (que no debe ser confundido con el papa Juan XXIII o anti-papa Baldassarre Cossa quien tuviera una carrera eclesiástica harto más meteórica que la de su tocayo. Recordemos que Cossa fue ordenado sacerdote el 24 de mayo de 1410, un día antes de ser ordenado papa (¿es una profecía que fuera consagrado [anti]papa exactamente cuatrocientos años de la independencia argentina? ¿viene de allí el famoso dictum de que Dios es argentino?) y con el aval de los Medici, con quienes funda el Banco Medici, antecesor del actual Banco del Vaticano, de donde se deduce que el antipapa crea el banco papal. O sea que más allá de que fuera depuesto, juzgado y condenado sólo por piratería, violación, sodomía, asesinato e incesto, no era tan malo. Y si faltaba una muestra de su bondad a pesar de todo, basta visitar la tumba diseñada por Donatello y financiada por sus amigos los Medici en el Battistero di San Giovanni en Florencia). Volviendo al Papa Juan XXIII, vale la pena mencionar que fue beatificado por Juan Pablo II, quien será canonizado junto a su beato antecesor por el sucesor de ambos. El único hecho que pone un toque de rispidez al proceso de canonización es que JXXIII es conocido como “il Papa Buono” lo cual hace pensar en el carácter del resto de los papas.

Amigos son los amigos
En cuanto a Juan Pablo II (el polaco), sus credenciales santas no pueden ser más claras. Conductor de la iglesia en un período por demás turbulento, fue instrumental en la oposición y destrucción de aquellos horribles sistemas políticos con los que no estaba de acuerdo (comunismo, socialismo, democracias liberales, democracias poco católicas, teocracias no católicas, etc.). Fue además, viajero frecuente (129 países) por lo cual contaba con tarjeta de millas frecuentes en todas las aerolíneas de peso.  Habiendo él mismo elevado a los altares a 483 santos y beatificado a 1340, es justo que se le devuelva el favor.  En cuanto a los milagros que se le atribuyen, es notable el primero: la cura de una monja francesa que sufría de Parkinson. Como es bien sabido que en sus últimos años el Papa mismo sufriera de Parkinson, los teólogos aducen que en realidad, estaba preanunciando el milagro a cumplir, es decir, iba absorbiendo el Parkinson de presentes y futuros enfermos. En otras palabras, más allá del evidentísimo caso de la monja Parkinsoniana, no se puede saber a ciencia cierta cuántos casos de Parkinson previno. Es posible que su número sea infinito, o por lo menos indefinido.

Desde el balcón
Como si todo eso fuera poco, su magisterio se centró en dos fuertes postulados pastorales: “todos somos pecadores ante Dios” y “dejad que los niños vengan a mí.” El primero se ejemplifica con su predilección por dictadores, generales y genocidas, quienes, al igual que el resto de los fieles necesitaban de una guía espiritual adecuada. Del segundo, es obvio, da muestra el paternal cuidado que tuvo para con aquellos obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas acusados falazmente de dejar que los niños se acercaran demasiado a ellos, o, peor todavía, de pedir que se acercaran un poquito más.

Es por estas abundantes y sobradas razones, que el  Papa Francisco (alias “Papancho”) ha decidido darle voz a lo que ya era secreto a voces: Juan XXII y Juan Pablo II son santos. Y sanseacabó.

Thomas von Imbroich, Deutscher Weckruf und Beobachter, Nueva Alemania, 11 de Julio de 2013


No hay comentarios:

Publicar un comentario