domingo, 3 de mayo de 2009

Gripe porcina

"Hay que besarse más, pero con barbijo"
Roberto Galán

En las próximas horas la OMS y diversas organizaciones y autoridades sanitarias de prestigio mundial saldrían a desmentir a través de su organo oficioso (la revista De Roche salud) lo que hasta ahora es un sórdido rumor: la gripe porcina es un invento argentino. Y lo harán con tal énfasis que solo cabrá creer que intentan encubrir la verdad.
Si queridas lectoras (los lectores me son indiferentes), como la birome, el colectivo, las desapariciones forzadas de personas, el dulce de leche, la picana eléctrica, el tango y otras tantas maravillas que nos han hecho conocidos en el mundo (?), la gripe porcina sería un nuevo engendro nacional de exportación.
El virus que trasmite esta enfermedad habría sido creado en la argentina en la década del '90 mediante ingeniería genética, agregando al virus de la influenza mitocondrias extraídas de células del Capitán Ingeniero Alvaro Alsogaray, mejor conocido como "El chancho".
Otra versión, no menos verosimil, indicaría que el virus de esta gripe devino naturalmente de los encuentros venéreos entre Carlos Saúl I y María Julia Alsogaray (proverbial bagallo agreta, convertida en sex symbol político gracias a una producción fotográfica de la revista Noticias) y que una vez descubiertas sus potencialidades fue reproducido y almacenado por un conocido laboratorio local. Este vendió luego la patente a una firma multinacional por una millonada de dólares que fue prontamente colocada en un paraíso fiscal (capitalismo nacional y popular).
Pero ¿cuáles eran esas potencialidades?
La argentina fue durante toda la década del 90 víctima de una epidemia de fiebre porcina encubierta. A los síntomas comunes de cualquier gripe hay que agregar un deterioro progresivo de la actividad neuronal cerebral cuyos síntomas son:
-Pérdida acelerada de la conciencia de clase (y aún del instinto de clase).
-Resignación ante la miseria de la propia existencia (depresión).
-Negación y terror al pasado(angustia).
-Tendencia creciente al consumo compulsivo (ansiedad).
-Imposibilidad de analizar cualquier fenómeno complejo (indolencia).
-Asco hacia los pobres (fobia).
-Permanente sensación de inseguridad (paranoia).
-Urgencia por viajar a Miami (claustrofobia).
-Tendencia a encerrarse en la casa a mirar TV (agorafobia).
-Preferencia por los espectáculos huecos y chabacanos (cholulismo)
-Tendencia creciente hacia la competencia (agresividad).
-Desprecio por la cooperación (conducta abandónica).
-Manía privatizadora (histeria).
Todos estos efectos han hecho del virus de la gripe porcina un invalorable recurso estratégico para limitar el número de descontentos ante las situaciones de explotación e injusticias variadas a la que la plebe es sometida regularmente.
De ahí que los grandes laboratorios, con el aval de los gobiernos de las principales potencias económicas hayan decidido lanzar el virus masivamente al mercado ante las esperables reacciones que la actual crisis capitalista promete provocar.
México ha sido el país elegido para irradiar la epidemia. Las elecciones fraudulentas a repetición
han convertido a este entrañable país en el "caldo de cultivo" ideal para montar este monumental fraude sanitario. El gobierno de Felipe Calderón, al tiempo que firma contratos millonarios con laboratorios multinacionales, cuya rentabilidad en medio de la crisis ha subido en varios puntos, ha puesto a la población mexicana en cuarentena para facilitar la propagación de la enfermedad. Las "medidas preventivas" no serían otra cosa que una campaña destinada a aterrorizar a la población para inducirla a vacunarse. La vacuna, portadora del propio virus, aseguraría la propagación de la epidemia. Pasados las primeras dos semanas desaparecen los síntomas propios de cualquier gripe pero el virus sigue operando a nivel neuronal sin que el enfermo lo note, con las terribles consecuencias ya mencionadas.
Las funcionarios de salud, las prestatarias médicas, los grandes laboratorios y la corporación médica intentan ocultar que el virus es muy vulnerable a las secreciones masivas de endorfinas y adrenalina, por lo tanto es conveniente para su eficaz combate:
-Coger a lo loco
-Participar de fiestas y manifestaciones multitudinarias

-Leer literatura que active la inteligencia
-Quemar libros de autoayuda
-Putear al referí
-Arrojar proyectiles a las fuerzas de seguridad
-Pedir un aumento salarial
-Burlar y molestar a tus jefes y superiores
y, sobretodo, no consumir chancho burgués.
Dr. Gregorio Casa para la revista El pastillero de México D.F. 04/05/2009

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