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El goleador bosnio Sead Kolasinac siendo niño, recibe caramelos Media Hora de los cascos azules argentinos en su Bosnia natal. |
Quizás emocionado o traumado, quien sabe, por el recuerdo de la intervención de los Cascos Azules Argentinos durante la guerra civil en su tierra natal el jugador bosnio Sead Kolasinac marcó en contra de su valla a solo dos minutos de comenzado el partido. Esto pareció allanar el camino para el triunfo argentino y así fue pese la baja performance del seleccionado nacional durante el primer tiempo. El trámite del partido fue lo esperable, Sabella formó una línea de de cinco defensores, un esquema ultraconservador para jugar frente a un país al que le costó encontrar veintitrés mayores de veinte años que no fueran lisiados de guerra. Frente a un rival débil, Sabella apostó a cuidar el arco propio y a tirársela a los de arriba, total algo iban a inventar. Pero como los de arriba no inventaron nada, el propio Messi se pareció bastante al de sus últimos tiempos del Barcelona entrando poco en juego y perdiendo cuando encaraba, el primer tiempo fue un bodrio con apenas una jugada de peligro para cada equipo. Viendo que los bosnios eran más un peligro para su propio arco que para el argentino, Sabella hizo ingresar a Gago y a Higuaín en el segundo tiempo. La selección argentina mejoró su juego ofensivo, dominó el trámite y con una que le salió a Messi se puso 2 a 0. Ya conforme con esta dosis de audacia Sabella puso a Biglia para reforzar el medio campo y asegurar el resultado pero a falta de 5' para el final el bosnio Vedad Ibisevic ganó las espaldas de una defensa parada en linea, eran cuatro defensores par marcar a un solo delantero, y definió entre las piernas de Romero, poniendo la chapa final.
Mientras la mayoría del periodismo hizo hincapié en que se fue de "menor a mayor" y que "no se puede jugar peor que en lo hecho durante el primer tiempo" un preocupado Sabella declaró: "Podemos jugar peor que en este primer tiempo si el rival es de mayor fuste".
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Sabella, preocupado congénito. |
César Luis Masetti, para La Yunga de Salta. 16/06/2014
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