Al cumplir 70 años Federico Engels recibió un regalo de los obreros de la metalúrgica Solingen. Era una navaja con una dedicatoria grabada en su hoja.
"Cuando era joven siempre había admirado una navaja así, y había envidiado al dueño de ese instrumento de tan múltiples usos. Ahora, en mi ancianidad llego a poseer una navaja de ese estilo, y además de que manera y con una inscripción tan honorífica. Es mi destino que tenga que cosechar la gloria y el honor cuya semilla esparció uno más grande que yo: Karl Marx. Y de este modo solo puedo prometer pasar el resto de mi vida en el servicio activo del proletariado, de forma tal que la posteridad, posiblemente, me haga digno de ese honor".
Carta de F. Engels a Georg Schumacher 1890.
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